Tal y como establece la Real Academia de la Lengua, esta sabrosa y deliciosa palabra proviene del italiano “caffe”, que a su vez proviene del turco ”kahve” y del árabe clásico “qahwah”. La palabra posiblemente tenga su origen en el topónimo Kaffa, una región de Etiopía. Existen diferentes versiones, pero la leyenda más extendida cuenta que en el siglo VII un pastor llamado Kaldi observó una extraña reacción en su rebaño de cabras tras comer de una planta desconocida para él. Los animales se mostraban nerviosos y más activos. Ante esta reacción, decidió el pastor recoger los frutos y hojas de la planta y prepararse una infusión. El sabor le desagradó tanto que arrojó el resto de los frutos al fuego pero, para su sorpresa, el aroma tan atractivo de los frutos tostados le animó a prepararse una nueva infusión con ellos. El primer café.