Se acerca el final del ciclo escolar, un semestre intenso donde el bienestar social y emocional jugaron un papel fundamental en el aprendizaje. Durante los pasados meses, maestros, padres y estudiantes fueron un pilar robusto para que los procesos de enseñanza y de aprendizaje redundaran en experiencias significativas y efectivas.
Luego de los desafíos que nos dejó la pandemia hubo que reinventar la educación. Atrás quedó la enseñanza tradicional para dar espacio a un aprendizaje profundo, ese que se recuerda para toda la vida. El acceso a las herramientas digitales cambió el paradigma de la enseñanza. Tuvimos que reimaginar la educación a partir de un modelo híbrido.
Los espacios de aprendizaje se transformaron; fomentaron la creatividad, el pensamiento y la investigación. Con el nuevo modelo de enseñanza las habilidades de los estudiantes y los docentes en el uso y manejo de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC), se fortalecieron.
Para el docente, planificar y adaptar el currículo académico centrado en un aprendizaje profundo e innovador, ha sido un reto. Sin embargo, reconocer que adoptar el modelo híbrido permitió que los cursos continuaran de forma sincrónica y asincrónica es una utopía porque todavía existen las brechas digitales.
Pero, ¿qué nos espera de cara al futuro? Con la nueva variante ómicron del coronavirus el modelo de aprendizaje híbrido seguirá teniendo un rol protagónico. La tecnología sigue siendo la herramienta clave e indispensable. Corresponde a la comunidad escolar poner en práctica todo lo aprendido, utilizar la tecnología en los procesos de enseñanza y de aprendizaje para formar estudiantes capaces de alcanzar el éxito en un mundo competitivo.
Por Linda Ojeda
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