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Volverán las oscuras golondrinas…

By Evelyn Silva

Volverán las oscuras golondrinas

¿Qué amante de la poesía hispanoamericana no ha leído un poema de amor del Bécquer? ¿Qué joven no ha suspirado, reído o llorado por amor acompañado por los versos de este famoso poeta sevillano?

Hoy, 17 de febrero, celebramos el nacimiento de Gustavo Adolfo Bécquer. Corría el año 1836 y en Sevilla, España nacía el gran poeta que nos regalaría una poesía cargada de amor y desamor, de luz y de oscuridad, de candidez y de pasión.

Procedente de una modesta familia de artistas plásticos, en sus primeros años Bécquer desarrolla una gran afición por la pintura y el dibujo. No sería hasta 1854, cuando se traslada a Madrid, que su obra literaria comienza a despuntar. Los primeros tiempos en Madrid fueron muy difíciles y el joven y enamoradizo Bécquer en 1857, se enferma de tuberculosis. La enfermedad lo acompañaría toda su vida y tuvo que enfrentar varias recaídas. Desafortunadamente, el 22 de diciembre de 1876, su salud se quebrantó irremediablemente y murió rodeado de su familia durante un eclipse total de sol. Antes de morir, Bécquer le pidió a su amigo Augusto Ferrán que se encargara de difundir su obra y es por ello que hoy tenemos el privilegio de disfrutar de una vasta selección de poemas, leyendas y obras dramáticas de tan talentoso escritor.

Muchos críticos sitúan la obra de Bécquer como parte del movimiento posromántico por lo tardío de su publicación; sin embargo, su poesía está cargada de una musicalidad excepcional. El tema de sus obras tocaba tópicos románticos como la emoción de lo vivido, los sentimientos, la intensidad del amor y del desengaño. Tal y como lo hicieron otros autores románticos, Bécquer utiliza su poesía para expresar su mundo interior, sus aciertos y sus temores. Tanto para Bécquer como para el resto de los románticos, el amor y todos los sentimientos que brotan del amor (la esperanza, el dolor, el engaño, la entrega, etc. ) serán temas recurrentes. El tono de los poemas es nostálgico, casi triste.

El verso con el que comenzamos esta entrada pertenece a al poema titulado Rima LIII. A través de los versos el autor describe,  con una voz nostálgica, una ruptura sentimental. Al parecer, ella ha puesto fin al idilio amoroso y ahora la vida seguirá su curso cíclico. Las descripciones de la naturaleza son muy importantes en este poema ya que estas descripciones naturales mantienen el dinamismo el poema, y vemos el pasar del tiempo.

Los poemas de Bécquer se han utilizado en un sinfín de composiciones musicales. Todavía, los estudiosos de la literatura y la historia no han podido determinar quién fue la musa inspiradora de tan desgarradores poemas.

Rima LIII

 

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y, otra vez, con el ala a sus cristales
jugando llamarán;
pero aquéllas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
sus flores se abrirán;
pero aquéllas, cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;
pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate:
¡así no te querrán!

 

 

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