By Evelyn Silva
Uno de los lugares más increíbles de nuestro continente se encuentra en el norte de Chile: el desierto de Atacama. La particularidad principal de este extenso territorio es la capacidad de su territorio de soportar grandes períodos sin lluvias.
De hecho, algunos científicos han constatado que hay sectores en este territorio en los que no se han registrado precipitaciones por un periodo de 400 años Por este motivo, para muchos expertos, el desierto de Atacama es considerado la región desértica más árida de nuestro planeta.
Su extensión abarca un área de más de 100 000 km², delimitada al este por la cordillera de los Andes y al oeste por el océano Pacífico. Aunque es difícil de precisar con exactitud cuándo se formó esta maravilla de la naturaleza, los investigadores aseguran que sus orígenes datan de más de tres millones de años. Otros estudios han demostrado que el desierto de Atacama era un territorio marino que cambió su fisonomía y composición debido a la influencia de la corriente de Humboldt.
A través de los siglos, este fenómeno climático ha sido el causante de la formación de desiertos costeros en el hemisferio sur. Por estas y otras razones, el suelo del desierto se puede encontrar reservas de cobre, hierro, oro y plata. Otro de sus tesoros son los depósitos salitre, recursos minerales que son extraídos del salar de Atacama y las reservas de litio, boro y bischofita, riquezas que han sido la causa de disputas internacionales entre las naciones andinas.
Esta región desértica fue ocupada por los atacameños, el pueblo precolombino más desarrollado de Chile. Los atacameños fueron los primeros en practicar la agricultura en esta región. Para ello construyeron terrazas ubicadas en las laderas y las bases de los cerros.
La aridez el suelo fue contrarrestada con un sistema de riego artificial y con la aplicación de fertilizantes que se obtenían del guano de alpacas y llamas. También desarrollaron la ganadería de alpacas y llamas de las cuales comercializaban la carne y el cuero y, al mismo tiempo, servían de medio de transporte. No hay dudas que el pueblo atacameño supo reutilizar y sacar provecho de los recursos naturales que le ofrecía el ecosistema de Atacama.
Hoy en día el desierto de Atacama se ha convertido en un relevante observatorio astronómico. Las condiciones naturales de este territorio: altitud, escasa nubosidad y poca humedad, además de su localización apartada que permite la observación nítida del cielo, contribuyen a que este territorio se haya convertido en el lugar preferido de los investigadores para desarrollar estudios astronómicos.
Más del 40% de las observaciones y análisis astronómicos del planeta se realizan desde el desierto ya que allí se han instalado más de una docena de observatorios internacionales. Sin embargo, los científicos tienen grandes planes para este territorio privilegiado: se estima que para los próximos años, con el desarrollo de varios proyectos, en el desierto de Atacama se concentre el 70% del desarrollo astronómico a nivel mundial.