Maria J. Fierro-Treviño
La “Locura de marzo” o más bien “March Madness” es conocida por todos los aficionados de baloncesto. La recuerdo muy bien cuando enseñaba clases de español. El equipo de mi escuela era bastante bueno y ganó suficientes partidos para llegar a jugar en el torneo del estado. Todos los profesores y los estudiantes estábamos emocionados, hasta los que no eran entusiastas de los deportes.
La “Locura de marzo” ocurre en las escuelas secundarias y cada división tiene torneos de baloncesto. Siguen jugando en sus divisiones hasta que llegan al torneo estatal. Las universidades compiten en torneos y el equipo que gana en cada uno es invitado a jugar en el torneo de NCAA (National Collegiate Athletic Association). Compiten hasta que un equipo llega a ser el campeón de baloncesto universitario de la nación.
Pero de toda esta locura, que ha de ser divertida aunque también muy competitiva, ha surgido algo muy repulsivo y repugnante. El racismo se reveló recientemente en dos ocasiones. En un partido de baloncesto en San Antonio, Texas, estaban jugando las escuelas secundarias de Alamo Heights (Alamo Heights Independent School District) contra Edison (San Antonio Independent School District). Al final de juego, ganó Alamo Heights y unos estudiantes de Alamo Heights comenzaron la cantaleta de USA, USA, USA. La mayoría de los jugadores de Alamo Heights son caucásicos y los de Edison son hispanos.
En el partido de baloncesto entre la Universidad de Southern Mississippi y Kansas State ocurrió algo semejante. Ángel Rodríguez, un jugador de Kansas State, jugaba en el partido cuando unos estudiantes de la banda de la Universidad de Southern Mississippi comenzaron a gritar, “¿Where is your green card?” ¡Qué asqueroso oír que esto está pasando hoy día! Lo que se ha realizado en los últimos 50 años para erradicar el racismo, se puede destruir en unos momentos. Y para ver la ignorancia de esta acción de los estudiantes de Southern Mississippi, Ángel Rodríguez es de Puerto Rico y es ciudadano americano.
Sabemos que hay personas ignorantes pero al mismo tiempo no podemos ignorar que todavía existe el racismo. Todos tenemos el deber de contribuir pacíficamente en la derrota del racismo como lo hicieron el Dr. Martin Luther King y César Chávez y los que siguen luchando como Russell Means, Rigoberta Menchú y muchos más. Como dice el dicho, “tomamos tres pasos adelante y uno para atrás”. Siempre hay que tomar esos pasos adelante en la lucha contra el racismo.