Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Octavio Paz (1988)
La Real Academia de la Lengua Española define la palabra poesía como una “manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra”. Su origen se remonta a la antigua Grecia y se deriva del vocablo griego poiesis, que quiere decir “hacer”, atribuido al filósofo Platón. La composición poética parte de una actividad creativa, a través de la cual se materializan (ponen en palabras) pensamientos, emociones, imágenes y sentimientos.
Para algunos historiadores, el acto poético surge a partir de rituales comunitarios que quedaron grabados en jeroglíficos que representan actos de habla, de comunicación y de expresión de sentimientos. Es por ello que muchos estudiosos reafirman que en la antigüedad la poesía tenía un carácter ritual.
Con el pasar de los siglos, la poesía evolucionó y afloraron diferentes tipos de manifestaciones poéticas. La poesía épica sirvió para narrar, difundir y salvaguardar gestas épicas que aluden a batallas en las que se les da una voz tanto a los vencedores como a los vencidos. Por su parte, la poesía dramática es aquella que introduce alocuciones y diálogos cuyo objetivo primordial es la representación dramática. Este género poético generalmente aparece escrito en prosa. Por último, la más conocida y común, la poesía lírica, ofrece una composición en versos que, en siglos pasados, eran acompañados por la melodía de una lira o arpa. Las temáticas más frecuentes en la poesía lírica son el amor y el desamor, los sueños y las decepciones, la felicidad y el fracaso, la alegría y la tristeza, entre otros.
Uno de los componentes fundamentales de la creación poética es la verbalización. Por ello se considera un elemento esencial en el desarrollo del lenguaje y no solo se escribe poesía para ser transmitida oralmente, sino que se crea para el ejercicio de la lectura personal e individual.
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