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El estudiante siempre ha sido el eje de todo centro educativo y durante la pandemia asumió un papel protagónico, pues se convirtió en autogestor de su aprendizaje y de su formación académica.

Hay que reconocer que la educación virtual transformó los procesos de enseñanza y de aprendizaje de forma acelerada. Tanto estudiantes como docentes potenciaron sus habilidades para trabajar en las distintas plataformas educativas. Cosa que no fue tarea fácil dado que muchos no contaban con la experiencia ni con los recursos y las herramientas para poder cumplir con las exigencias del currículo.

A meses de haber iniciado un álgido año escolar es preciso reflexionar sobre cómo ha transcurrido este proceso. Si bien es cierto que algunos sectores se oponían al regreso educativo de forma presencial, en la comunidad escolar urgía un sentimiento ávido de regresar a la normalidad. Los estudiantes estuvieron en aislamiento por un periodo prolongado y esto provocó problemas de ansiedad, depresión, estrés y aburrimiento en muchos de ellos. Así que, regresar al entorno escolar era imprescindible para construir y fortalecer las relaciones interpersonales sociales y emocionales.

Compartir en un mismo salón de clases promueve la salud y el bienestar emocional de los estudiantes haciéndolos más receptivos y productivos. Ahora están mejor preparados para enfrentar los retos académicos porque aprendieron a utilizar las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC). El proceso de enseñanza sigue siendo híbrido en muchos aspectos y  los estudiantes tienen más autonomía intelectual, asumen roles, trabajan en equipo y construyen su propio conocimiento mediante la investigación y el análisis. El rendimiento académico ha mejorado y se han encaminado esfuerzos significativos para minimizar el rezago académico que nos dejó la pandemia.

Todavía nos queda un largo camino por recorrer para asegurar un óptimo desarrollo cognitivo, social y afectivo en los estudiantes. Sin embargo, podemos garantizar que en el espacio escolar contamos con innumerables oportunidades de aprendizaje para que los alumnos puedan desarrollar y fortalecer todas sus habilidades, preparándolos no solo para el presente, sino también para la vida.

Por Linda Ojeda

 

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