Por – Linda Ojeda
La palabra metáfora viene del latín metaphŏra. Es un tropo que manifiesta una comparación tácita del sentido de una palabra o frase a otro figurado, bien sea en virtud de relación o de semejanza. Aunque es uno de los recursos estéticos más utilizados por los poetas también suele utilizarse coloquialmente en conversaciones cotidianas, pero es un poco más compleja para identificar que la símil.
En las conversaciones diarias solemos hacer comparaciones para expresar cómo se encontraba esta o tal cosa…por ejemplo si una persona está molesta o furiosa, en Puerto Rico dirían que está “como un guabá” y en México dirían que está “como agua para chocolate”. En ambos ejemplos se está haciendo uso de la símil, y es fácil de identificar porque se hace una comparación directa. Sin embargo en la metáfora la comparación se da de forma indirecta. Por ejemplo si decimos Maricarmen iba echando chispas. Esta expresión intenta comparar el enojo que sentía Maricarmen con una calentura a punto de explotar.
La acción metafórica es infinita, pues todos los seres u objetos pueden relacionarse de diversas maneras comparables. Las metáforas pueden embellecer una expresión o darle un giro cómico, ofensivo, y en ocasiones, inesperado. Es utilizada en lenguaje o sentido figurado y está compuesta por tres elementos a saber: el objeto al que está haciendo referencia, el objeto que se invoca y la relación entre ambos objetos. En textos literarios, específicamente en la poesía, al uso de la metáfora continuada se conoce como alegoría.
Se le conoce como metáfora simple a la que relaciona directamente ambos objetos y mantiene la comparación; ejemplo: “tus ojos son dos luceros” o “la noche es caverna misteriosa”. Cuando el objeto real se une al objeto irreal mediante una preposición se conoce como metáfora de complemento preposicional; ejemplo: “ojos de esmeralda” o “labios de rosa”. La metáfora pura es aquella en la que se funden ambos planos en uno; ejemplo: “el río que corre por sus venas”, (río, está sustituyendo a la sangre).
Se pueden construir diversas formas metafóricas tanto en el lenguaje literario como en el habla cotidiana. La manera en que se combinen o comparen logrará embellecer las ideas, expresiones o versos, poniendo de manifiesto las posibilidades de usar palabras en un sentido no habitual.
Para practicar:
I. Construye versos en los que utilices algún tipo de metáfora.
II. Escribe dos expresiones cotidianas en las que se empleen la metáfora.
III. En el siguiente poema, de Luis de Góngora, identifica todas las metáforas que encuentres. Luego explica a qué objeto o plano hacen referencia.
Mientras por competir con tu cabello
oro bruñido, el sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.