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Por- Linda Ojeda


Los poetas suelen añadir a las palabras ciertos giros y significados de una forma no convencional con el fin de transformar sus pensamientos. Es una forma inusual de expresar los sentimientos mediante juegos de palabras racionales, pero con matices y significados dominados en gran medida por el revestimiento del lenguaje propio.

Esta particularidad invita al lector, además de disfrutar la esencia poética, a razonar acerca de las figuras o retóricas que aportan valor estético al texto. Entre las figuras retóricas de aspecto semántico y/o tropos (voz griega equivalente a giro o vuelta) que suelen utilizar los poetas para darle viveza al texto poético se encuentran las siguientes.

Metáfora

Es una comparación entre dos elementos o términos diferentes, pero que tienen relación de analogía en el aspecto real. La comparación se da indirectamente.

Ejemplo:
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar a la mar
que es el morir.
(Jorge Manrique: Coplas por la muerte de su padre)

Símil

Es una comparación directa que establece una relación de semejanza explícita entre dos elementos. Se caracteriza por expresar belleza pura mediante la asociación de ideas utilizando nexos comparativos, tales como: tan, igual que, así como, semejante a, como…

Ejemplo:
Murmullo que en el alma
se eleva y va creciendo
como volcán que sordo
anuncia que va a arder
(Gustavo A. Bécquer: Rima III)

Hipérbole

Figura retórica que exagera o desproporciona de modo extraordinario las cualidades de un elemento, ya sea para amplificarlo o disminuirlo.

Ejemplo:
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.
(Francisco de Quevedo: A una nariz)

Prosopopeya o personificación

Se caracteriza por atribuir cualidades humanas a seres inanimados o animales.

Ejemplo:
Salíme al campo: vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados
que con sombras hurtó su luz al día.
(Francisco de Quevedo: Miré los muros de la patria mía)

Reiteración o anáfora

Consiste en repetir determinadas palabras o frases al principio de cada verso con el fin de recalcar o destacar una idea.

Ejemplo:
Ha muchos años que busco el yermo,
ha muchos años que vivo triste,
ha muchos años que estoy enfermo,
¡y es por el libro que tú escribiste!
(Amado Nervo: A Kempis)

Aliteración

Se caracteriza por la repetición de letras en las palabras de un mismo verso o estrofa con el fin de producir sonidos semejantes o iguales.

Ejemplo:
…bajo el ala aleve del leve abanico!
(Rubén Darío: Era un aire suave)

Antítesis

Consiste en contraponer dos ideas totalmente opuestas, es decir, con significados distintos.

Ejemplo:
Es tan corto el amor
y tan largo el olvido.
(Pablo Neruda: Poema 20)

Nota: Las figuras literarias se dividen en:

a) Figuras de dicción o elegancia

  • por supresión (asíndeton, epítetos, elipsis…)
  • por repetición (anáfora, reduplicación, retruécano…)
  • por combinación (aliteración, derivación, sinonimia…)

b) Tropos o figuras de significación (sinécdoque, metonimia, metáfora…)

c) Figuras de pensamiento

– pintorescas (descripción – etopeya, retrato, cronografía…, enumeración, amplificación)

– lógicas (antítesis, paradoja, símil…)

– patéticas (hipérbole, prosopopeya, apóstrofe…)

– intencionales (ironía, perífrasis, reticencia…)

Ejercicios de práctica

I. Construye frases o versos en los que utilices algunos ejemplos de figuras literarias.
II. Selecciona versos de algunos poemas en los que aparezcan ejemplos de: metáfora, símil, hipérbole y anáfora.
III. Subraya e identifica todas las figuras literarias que encuentres en el siguiente poema.

         SONATINA, de Rubén Darío

La princesa está triste… ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave de oro;
y en un vaso olvidado se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos-reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y, vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso en el príncipe del Golconsa o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las Islas de las Rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
]o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay! La pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar,
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nulumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real,
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(La princesa está pálida. La princesa está triste)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

¡Calla, calla, princesa dice el hada madrina,
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte ,
a encenderte los labios con su beso de amor!

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