Seguramente has escuchado algunas frases con sonidos poco armoniosos y semejantes a estos: te esperé tras el tren llegar; tres tristes tigres trigaban en un trigal; por poco me como el coco que trajo Paco; cuando te vistas te sirvo el té que te preparé… A este efecto sonoro se le llama cacofonía.
La palabra cacofonía proviene del griego kakophōnía que significa malsonante. Según explica la Real Academia Española, la cacofonía se refiere a una disonancia que resulta de la inarmónica combinación de los elementos acústicos de la palabra.
En ocasiones algunos hispanohablantes generan este vicio del lenguaje, consciente o inconscientemente, tanto en la expresión oral como escrita. Aunque la cacofonía puede ser malsonante en una conversación o lectura, lo cierto es que en géneros como la poesía o la prosa lírica su uso puede ser fundamental.
En el pasado algunos escritores como Francisco de Quevedo o Miguel de Cervantes incluyeron esas disonancias en algunas de sus obras literarias. Observa estos fragmentos cacofónicos en la poesía de Quevedo: “…en lo que ahorro está mi buen despacho, /y cátame dichoso, hecho y dicho”; “descubierto habéis la cáca, /con las cácas que cantáis”. También se ha utilizado en construcciones de trabalenguas con el propósito de mejorar la fluidez en la pronunciación infantil.
Una manera fácil de evitar la cacofonía para expresar nuestras ideas es utilizar sinónimos o cambiar el orden de las palabras para evitar los sonidos semejantes, sin que afecte la coherencia del texto. Observa cómo puedes cambiar algunas expresiones o frases cacofónicas para mejorar la pronunciación y la eufonía en el texto.
1. Tómate un té para que te alivies. – Toma un té, sentirás alivio.
2. Tú que estuviste allí ¿viste lo que sucedió? – ¿Presenciaste lo que allí sucedió?
3. Ella me preguntó que qué estaba haciendo. – Ella me preguntó qué estaba haciendo.
4. Colócalo donde coloqué los libros de cocina. – Colócalo donde están los libros de cocina.
5. Las ballenas me llenan de alegría. – Las ballenas me dan alegría.
Práctica
I. Escribe cinco frases cacofónicas. Luego realiza cambios eufónicos en el texto.
II. Busca un soneto de Quevedo y transforma los fragmentos cacofónicos con palabras armónicas.
Por – Linda Ojeda
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